Transcribo las primeras páginas de una gran novela que vale la pena leer. La versión es exactamente igual a la original con un único cambio: borré la mención explícita del objeto que el autor allí describe: ¿De qué habla?, ¿qué está describiendo?
Que no era así, le pareció. No amarilla, como crema; más pegajosa que la crema. Pegajosa, pastosa. Se pega por la ropa, cruza la boca de los gabanes, pasa los borceguíes, pringa las medias. Entre los dedos, fría, se la siente después.
─¡Presente! ─dijo una voz abotagada.
─Pasa ─respondió. No “pasá” sino “pasa”. Así debían decir.
Entonces la voz de afuera dijo “calor”, y haciendo ruido rodó hacia él un muchacho enchastrado de barro.
─No hace frío ─habló el llegado─, pero habría que apuntalar algo más el durmiente…
─Después se hará ─le dijo, mientras sentía que el otro se acomodaba enfrente, embarrado, húmedo, respirando a saltos.
Imaginaba … blanca, liviana, bajando en línea recta hacia el suelo y apoyándose luego sobre el suelo hasta taparlo con un manto blanco de …. Pero esa … ahí, amarilla, no caía: corría horizontal por el viento, se pegaba a las cosas, se arrastraba después por el suelo y entre los pastos para chupar el polvillo de la tierra; se hacía marrón, se volvía barro. Y a eso llamaban … cuando decían que los accesos tenían …. …: barro pesado, helado, frío y pegajoso.
En su pueblo, dos veces que …, él estaba durmiendo, y cuando despertó y pudo mirar por la ventana … ya estaba derretida. En el televisor … es blanca. Cubre todo. Allí la gente esquía y patina sobre …. Y … no se hunde ni se hace barro ni atraviesa la ropa, y tiene trineos con campanillas y hasta flores. Afuera no: en la peña una oveja, un jeep y varios muchachos se habían desbarrancado por culpa de la … jabonosa y marrón. Y no había flores ni árboles ni música. Nada más viento y frío tenían afuera.
Este es el audio del segmento modificado:
Que no era así, le pareció. No amarilla, como crema; más pegajosa que la crema. Pegajosa, pastosa. Se pega por la ropa, cruza la boca de los gabanes, pasa los borceguíes, pringa las medias. Entre los dedos, fría, se la siente después.
─¡Presente! ─dijo una voz abotagada.
─Pasa ─respondió. No “pasá” sino “pasa”. Así debían decir.
Entonces la voz de afuera dijo “calor”, y haciendo ruido rodó hacia él un muchacho enchastrado de barro.
─No hace frío ─habló el llegado─, pero habría que apuntalar algo más el durmiente…
─Después se hará ─le dijo, mientras sentía que el otro se acomodaba enfrente, embarrado, húmedo, respirando a saltos.
Imaginaba … blanca, liviana, bajando en línea recta hacia el suelo y apoyándose luego sobre el suelo hasta taparlo con un manto blanco de …. Pero esa … ahí, amarilla, no caía: corría horizontal por el viento, se pegaba a las cosas, se arrastraba después por el suelo y entre los pastos para chupar el polvillo de la tierra; se hacía marrón, se volvía barro. Y a eso llamaban … cuando decían que los accesos tenían …. …: barro pesado, helado, frío y pegajoso.
En su pueblo, dos veces que …, él estaba durmiendo, y cuando despertó y pudo mirar por la ventana … ya estaba derretida. En el televisor … es blanca. Cubre todo. Allí la gente esquía y patina sobre …. Y … no se hunde ni se hace barro ni atraviesa la ropa, y tiene trineos con campanillas y hasta flores. Afuera no: en la peña una oveja, un jeep y varios muchachos se habían desbarrancado por culpa de la … jabonosa y marrón. Y no había flores ni árboles ni música. Nada más viento y frío tenían afuera.
"Los pichiciegos", Rodolfo Fogwill, Interzona |
Este es el audio del segmento modificado:
Y dejo aquí las 2 primeras páginas de la novela para que cada uno compare su respuesta con la versión original, y las tapas y solapa por si no conocen la obra.
Hoy, 14 de junio, con profundo respeto y en honor a los casi mil gloriosos vencidos en un tiempo que no podemos entender.
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